martes, 9 de diciembre de 2008

El Rol del Estado y la brecha digital




Nury Rivas


Las políticas de formación en TIC pueden reducir la brecha digital e impedir que sigan aumentando los marginados tecnológicos. El rol del Estado será fundamental en la promoción de un debate sobre capacitación para la virtualidad.

Es probable que cuando se escuche hablar de "brecha digital" intuitivamente se asocie con el retraso tecnológico, con escasas de computadoras conectadas a Internet, con los espectaculares desarrollo de la telefonía celular, con personas de países industrializados que cada vez hacen más cosas a través de Internet, como sor: comprar, estudiar, adquirir pasajes de avión, reservar hoteles, buscar información, bajar música, buscar recetas, conocer amigos, usar el correo electrónico, teletrabajo, enviar fotos, hasta conseguir pareja.

Si bien es cierto que se requiere de una cierta capacidad tecnológica para el desarrollo de estas actividades, como por ejemplo disponer de computadoras conectadas a la red, sin lo cual sería imposible desarrollarlas, también es cierto que se requieren ciertas capacidades adicionales de tipo formativo, ya que nadie nació sabiendo que hacer con una computadora e Internet, y es por eso que algunos hablan de la "alfabetización digital", es decir formar a los ciudadanos en el uso de estas nuevas tecnologías y sus aplicaciones.

En los países en vías de desarrollo existe fundamentalmente, además de la dimensión tecnológica, una dimensión humana de la brecha digital, que exige, más allá de las intervenciones en infraestructura y conectividad, de otro tipo de intervenciones de carácter cultural.

En realidad la Brecha Digital se sigue ensanchando no por la menor cantidad de computadoras conectadas a Internet en los países en vías de desarrollo, sino por la menor cantidad de personas que piensan sobre que hacer con Internet y sus aplicaciones.

Para dar un ejemplo, con dotar a una escuela de conexión a Internet no aseguramos su debido uso, debemos ser capaces de formar al docente y que este forme a sus alumnos y que a su vez, estos, aprendan a través de Internet sobre historia nacional, sobre geografía nacional, sobre cultura nacional, es decir, que existan personas formadas para crear contenidos adaptados a las exigencias educativas de un país, y entonces será preciso formar a los generadores de contenidos e incluso formar a los administradores públicos responsables de articular todas estas funciones.

Para comenzar el análisis comencemos por ver ¿quién será el responsable de resolver este problema de la parte humana de la brecha digital? La respuesta es obvia: los Gobiernos. Serán los Gobiernos que deberán favorecer las condiciones para que cada vez más gente incorpore entre sus capacidades el uso de estas tecnologías.

¿Qué es una política de formación en TIC?

Es necesaria una política de formación en TIC que favorezca las condiciones para que los ciudadanos accedan y usen las tecnologías de la información y comunicación como parte de la estrategia de desarrollo de una nación. Por ejemplo, en el uso que harán los niños dentro del sistema de enseñanza formal, en el uso que harán los trabajadores como parte de sus nuevas competencias laborales, en el uso que harán los funcionarios públicos como parte de la modernización de la administración pública, en el uso que harán los investigadores para favorecer un mayor desarrollo científico y tecnológico, y en el uso que harán los ciudadanos en general para acceder a los beneficios y oportunidades que ofrece la era digital.

Alguien se podrá estar preguntando, pero ¿por qué una política específica en esta materia cuando todos estos temas ya son parte de otras políticas, como ser: de enseñanza, de competitividad, en ciencia y tecnología, de reforma del Estado y otras? La respuesta a esta interrogante es bien sencilla, en primer lugar porque hay que ser más efectivos en las soluciones, la brecha digital se sigue ensanchando. En segundo lugar, porque parte de esa efectividad depende de atacar el problema en su conjunto y no por partes, si reconocemos la trascendencia que este tema tiene en el desarrollo deberíamos convertir una política de formación en las TIC en una verdadera política de Estado. El rol de Estado será fundamental en la promoción de este debate, en ordenarlo, en articular las diferentes medidas, en coordinar su implementación y en encontrar las soluciones a las recomendaciones que vayan surgiendo.

Reducir la brecha digital no es un problema puramente tecnológico, es, particularmente para los países en vías de desarrollo, un problema de tipo cultural que requiere resolver qué hacemos con Internet y quién lo hará.

Reducir la brecha digital para luchar contra la pobreza y no seguir aumentando la marginalidad, creando un nuevo tipo de marginados, los marginados digitales, que no son otra cosa que los mismos marginados de siempre pero ahora más marginados que nunca debido a la revolución digital y las nuevas tecnologías.

La era digital ha posibilitado condiciones para una mayor y mejor forma de participación ciudadana, y son justamente las TIC el instrumento fundamental para favorecer nuevos y mejores mecanismos de participación y por lo tanto de desarrollo. En realidad esta nueva realidad que llamamos Sociedad de la Información no está determinada por las Tecnologías de la Información y Comunicación, está determinada por una nueva forma de organización económica y social que fue motivada gracias al desarrollo de las TIC. Si no somos capaces de integrar a los ciudadanos en un adecuado uso de las TIC no seremos capaces de organizarnos para enfrentar las exigencias que establece, hoy en día, el propio desarrollo.

¿De qué nos sirve que promovamos un Estado más transparente a través del gobierno electrónico si no hay ciudadanos en condiciones de velar por el?; ¿de qué nos sirve crear más empresas con capacidad para el comercio electrónico si no tenemos clientes en condiciones de comprar a través de Internet?; ¿de qué nos sirve conectar más computadoras en las aulas si no somos capaces de crear contenidos que se adapten a las exigencias de los sistemas de enseñanza nacionales, si no somos capaces de enseñar geografía, historia, biología y cultura en nuestros idiomas y sobre nuestros países?

La competitividad de una nación depende fuertemente de la capacidad que esta tiene para generar, difundir y usar los nuevos conocimientos y esto en los tiempos que corren guarda una relación directa con las capacidades de uso de las TIC, ya sea de los trabajadores, los profesionales y la sociedad en general..

¿Cuáles objetivos deberíamos lograr con una política de formación en TIC?

Mejorar las condiciones de empleo de los ciudadanos, es decir disponer de más puntos de acceso al alcance de los ciudadanos, lugares donde formarse en el uso de estas tecnologías y a costos accesibles.

Aumentar la productividad. Es indudable que la introducción de las TIC aumenta la eficiencia de los procesos productivos, aumenta las capacidades gerenciales y por ende la competitividad, pero para ello es preciso formar no solo a los trabajadores, sino también a los empresarios, técnicos y hasta los consumidores.

Favorecer un cambio cultural en la ciudadanía para enfrentar los nuevos desafíos del desarrollo, por ejemplo: en el acceso a la información, en nuevas formas de formación, en el acceso a nuevos y mejores servicios provistos tanto desde el sector privado como por parte del sector público, el acceso a nuevos medios de comunicación y otros.

¿Dónde intervenir en una política de formación en TIC?

Como parte de estas políticas se puede pensar en cinco componentes básicos o áreas de trabajo sobre los cuales articular una política, definir responsabilidades y distribuir las inversiones.

1. Por un lado en la formación de recursos humanos para el sector de las micro, pequeñas y medianas empresas.
2. En la formación de recursos humanos para el sistema de educación formal, tanto a nivel de educadores, como de alumnos y funcionarios administrativos.
3. En la formación de más profesionales especializados en el sector de las TIC, interviniendo en la mejora de la curricula y creando estímulos para la especialización en estas áreas.
4. En la formación de recursos humanos para favorecer la universalización del acceso y el uso de las tecnologías de la información y comunicación.
5. En la formación de los funcionarios públicos.

El trabajo y los desafíos que tenemos por delante son indudablemente enormes y claro está que lo primero que se necesita es una decidida voluntad política de ir adelante con nuevas estrategias, nuevas inversiones y nuevas capacidades en temas que también son nuevos y determinantes para nuestro desarrollo.


Nury Rivas A

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